Cadena 8 Noticias/ Opinión
En México hay reservas morales con las cuales reconstruir al Estado de Derecho para garantizar el respeto a los derechos humanos y la división de poderes.
Una parte del pueblo es consciente de la destrucción del poder judicial independiente que inició López Obrador y concluyó Sheinbaum, configurando un régimen autoritario: una dictadura de partido que concentra los tres poderes públicos, no obstante, la expresa prohibición constitucional.
La subpresidenta declaró el jueves anterior que los partidos de oposición debieron participar en las pasadas elecciones judiciales, como lo hizo el oficialismo, violando disposición constitucional que prohíbe a los partidos participar en ellas.
Se ocupa más ciudadanos dispuestos a asumir sus deberes y responsabilidades, dejando atrás la indiferencia o desinterés por el destino nacional.
Ya aparecen organizaciones de la sociedad civil que impugnan, dentro y fuera del país, ese proceso de elección de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte. Llevará tiempo recuperar nuestra frágil democracia y contrapesos del poder, pero el sentido del deber llama a la reflexión y a la acción ciudadanas.
Las personas tenemos capacidad y necesidad de vivir con otras. Los seres humanos obramos conjuntamente para satisfacer diversas necesidades sociales: renovar a los propios miembros, educar, producir y distribuir bienes y servicios, orden y seguridad; espirituales y religiosas; de descanso y diversión.
Para lograrlo hay procesos de interacción que lo facilitan: la cooperación en objetivos comunes, el arreglo para impedir o reducir conflictos, la aceptación de pautas de conducta de otros; la complementación de los seres humanos.
Procesos que integran a los miembros de grupos sociales, concretan relaciones de justicia y bien común. Procuran el cumplimiento de deberes y obligaciones; la amabilidad, buena vecindad; donde todos ganan.
La responsabilidad moral en las relaciones entre las personas. Pero también hay procesos que distancian, dificultan o impiden satisfacer necesidades sociales: los conflictos que buscan aniquilar o reducir a los otros, a los diferentes; la obstrucción para impedir que otro logre satisfacer sus necesidades.
Dolor y maldad en la conducta humana son realidades innegables que pesan en la vida y que exigen respuestas verdaderas.
En México las necesidades sociales de educación, salud, orden y seguridad, distribución equitativa de bienes y servicios, para muchos están insatisfechas añosamente. Hoy agravadas.
Los gobiernos de López Obrador y Sheinbaum intencionalmente han buscado incentivar conflictos entre los mexicanos, para aniquilar o reducir a los diferentes: los adjetivados como neoliberales, conservadores, burgueses, antipatriotas.
Ambos tienen un vicio político con tufo marxista (más perceptible en Sheinbaum) que los llevó a destruir instituciones, y la división de poderes, para concentrarlos. Decididos a retener el poder contra quien sea y a asegurar el dominio del poder político.
Una manía para polarizar, dividir, distanciar, con un maniqueísmo artificioso de buenos y malos, lucrativo, y temporalmente ganador.
En estas circunstancias es esperanzador constatar aquellas reservas morales de personas que tienen conciencia de sus propias responsabilidades, del sentido verdadero del bien común.
Con la misión de personalizar a otros, y de desmasificar a quienes intencionalmente se pretende manipular desde el poder, con un humanismo inhumano. Saben que para evitar el dominio totalitario del Estado, es necesaria la actividad de las personas en el pueblo, el que es “un conjunto de seres racionales asociados por la concorde comunidad de objetos amados.
Para saber qué es cada pueblo es preciso examinar los objetos de su amor. No obstante, sea cual fuere su amor, si es un conjunto no de bestias, sino de seres racionales y están ligados por la concorde comunión de objetos amados, puede llamarse, sin absurdo ninguno, pueblo.
Cierto que será tanto mejor cuanto más nobles sean los intereses que los ligan y tanto peor cuando menos nobles sean” (San Agustín).
Dr. Juan Miguel Alcántara Soria / Analista Político
Mtro. Manuel Delgado
Es abogado y periodista con 39 años de trayectoria en medios de comunicación tradicionales y alternativos. Actualmente es presidente del colectivo Periodistas y Comunicadores del Estado de Guanajuato A.C.