Cadena 8 Noticias / Opinión
Cada vez que escucho a la presidenta municipal decir que “la Federación ya no apoya a Irapuato”, me pregunto: ¿de qué Federación está hablando? Porque si hablamos de dinero público real —del que entra a la Tesorería municipal y sostiene seguridad, servicios, obra y operación—, el propio presupuesto del Ayuntamiento cuenta otra historia.
Para 2025, el Gobierno Municipal de Irapuato estima ingresos totales por $2,515,550,311.37. De ese total, el rubro “Participaciones, Aportaciones, Convenios, Incentivos…” asciende a $1,771,053,507.35.
Es decir: aproximadamente 70.4 centavos de cada peso que mueve el municipio en 2025 provienen de recursos de origen federal (participaciones y aportaciones principalmente, más incentivos de colaboración fiscal).
Sí: 7 de cada 10 pesos.
Entonces, si el discurso insiste en que “la Federación ya no apoya”, hay dos posibilidades: o se está confundiendo deliberadamente a la ciudadanía, o se está haciendo una pirueta retórica para que la gente no distinga entre tres cosas distintas:
1. Participaciones federales (Ramo 28): dinero de libre disposición que llega por fórmulas; no viene “por buena voluntad”, viene por ley.
2. Aportaciones federales (Ramo 33): dinero etiquetado para fines específicos.
3. Convenios o apoyos extraordinarios: recursos adicionales que sí pueden variar por año y por gestión.
El truco político consiste en hablar de lo tercero —lo “extra”— como si eso fuera “todo el apoyo”. Y no. Lo medular para un municipio como Irapuato está en lo primero y lo segundo.
De hecho, dentro de ese paquete federalizado, el propio presupuesto municipal reconoce que, en 2025, Irapuato contempla $996,325,836.87 por participaciones y $758,293,668.08 por aportaciones (además de incentivos). Es decir: la base financiera municipal sigue dependiendo, en gran medida, de la Federación.
Y aquí viene lo que casi nunca se dice en los discursos de “abandono”: aunque el Ayuntamiento no recibiera un solo peso extra por convenios, hay otro río de recursos federales que llega directo a las casas de Irapuato, sin pasar por la Presidencia Municipal ni Gobierno del Estado.
Me refiero a los Programas para el Bienestar: pensiones, becas y apoyos que se depositan directamente a la gente mediante la tarjeta del Banco del Bienestar, justamente para evitar intermediarios, gestiones “a cambio de”, listas negras y el viejo mecanismo de que el apoyo “pasaba por la ventanilla” y se volvía moneda de control político ; tal como lo hacen el día de hoy, las delegadas rurales del municipio Irapuato o los presidentes de colonia de Lorena, que condicionan los apoyos municipales y estatales, o nada más le dan a los que les caen bien y votan por el pan.
Hoy, en Irapuato, ese apoyo federal se siente en el ingreso del adulto mayor, en el hogar con una persona con discapacidad, en la mamá trabajadora que necesita cuidado infantil, en los estudiantes de preparatoria con beca, en jóvenes universitarios, y en quienes se capacitan para entrar al mercado laboral.
Ahí están, por ejemplo:
• La Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores.
• La Pensión para Personas con Discapacidad.
• El programa para Niñas y Niños Hijos de Madres Trabajadoras.
• Las Becas Benito Juárez (media superior) y Jóvenes Escribiendo el Futuro (educación superior).
• Jóvenes Construyendo el Futuro, que apoya a jóvenes con capacitación, seguro y beca.
Ese dinero no se ve en la Tesorería municipal, pero sí se ve en la economía real de los hogares irapuatenses. Por eso, cuando se afirma que “la Federación ya no apoya”, se está ocultando una parte esencial de la verdad: la Federación sí está presente en Irapuato por dos vías: (1) el gasto federalizado que sostiene buena parte del presupuesto municipal y (2) los apoyos sociales directos que llegan a la gente.
La ciudadanía no necesita pleitos de micrófono. Necesita claridad. Y la claridad empieza por decir la verdad presupuestaria: en 2025, Irapuato se sostiene en gran parte por recursos federales y, además, recibe apoyos federales directos en miles de hogares. Negarlo es confundir. Y confundir, en política pública, siempre termina costando caro.
* Ricardo Gómez Escalante / Secretario de Organización del Comité Estatal de Morena Guanajuato
