Redacción / Con información de Milenio / Imagen: Cortesía Milenio
El Obispo Emérito de Saltillo, Fray Raúl Olvera López, oriundo de Acámbaro, Guanajuato, ha manifestado un contundente rechazo al proyecto del Acueducto Solís-León a través de una carta pública. El prelado, de ochenta años, califica la obra como un «despojo» y hace un enérgico llamado a la población a organizarse para «defender el territorio» y el agua de la región.
Posición Contra el Proyecto Hídrico
El Acueducto Solís-León es parte del Plan Nacional Hídrico promovido por la Presidenta Claudia Sheinbaum. El obispo emérito instó a las autoridades a detener inmediatamente las obras y establecer mesas de trabajo donde las voces ciudadanas y de grupos organizados no solo se escuchen, sino que tengan una incidencia real en las decisiones.
Esta postura representa la segunda ocasión en que un miembro del clero católico se opone al proyecto, siendo la primera la manifestación del Párroco Alfredo Gallegos Lara, conocido como “El Padre Pistolas”, desde Michoacán.
Llamado a la Unidad y Críticas al Manejo del Agua
Olvera López dirigió su exhorto a la sociedad civil de su tierra natal, el sureste de Guanajuato, las comunidades directamente involucradas y las poblaciones de los Altos de Jalisco, pidiendo que permanezcan unidas, organizadas, informadas, y vigilantes. Hizo hincapié en que el agua no debe ser negociada como si tuviera un precio, pues la considera «la sangre de la tierra». Su preocupación es que el recurso termine en manos de empresas extranjeras.
En su documento de dos cuartillas, el obispo también aborda el tema de la tecnificación del riego en el campo, una medida propuesta para generar los ahorros de agua que el proyecto busca enviar al corredor industrial de León. Criticó que, pese a que la Presa Solís almacena 525 millones de metros cúbicos de agua concesionados a un Distrito de Riego que sustenta a familias campesinas de 11 municipios del sur de Guanajuato, las labores de tecnificación hayan comenzado en Irapuato, el municipio más distante de la presa, dejando al final a los agricultores de Acámbaro, los más próximos y necesitados del recurso.
Finalmente, el obispo emérito hizo alusión a presuntas alianzas entre el poder político y económico, denunció violaciones a los derechos humanos por parte de empresas y señaló el modelo neoliberal que, según su visión, subordina la vida al beneficio privado, mostrando desprecio por los pueblos.








