Lo cara que no se conocía del finado ex jefe policiaco…

  • J Reyes Méndez era un ex militar y cristiano a carta cabal
  • Era misionero y ayudante de pastor que enseñaba a los niños con su ejemplo
  • Con su sueldo de instructor compró los instrumentos musicales de la iglesia a la que asistía

Por Martín Mendoza
Colaboración para Cadena 8 Noticias

IRAPUATO.- El ex director de Seguridad Pública J. Reyes Méndez murió este domingo entre una gran cantidad de cantos de pájaros matutinos.

En el video aún después de los balazos que rompieron con su existencia, no dejaron de escucharse una gran cantidad de gorjeos de aves afuera del fraccionamiento Villas de San Angel, donde quedó tendido su cuerpo.

La disciplina militar de su origen se reflejaba en su austera forma de vivir y conducirse. Pocos lo conocían realmente porque era muy medido y solo hablaba lo necesario; respondía solo si se le preguntaba y reía tímidamente cuando debía hacerlo.

Entre sus verdaderos amigos que conocieron «la otra cara» de J. Reyes estaban sus compañeros de la iglesia cristiana a la que asistía. Se congregaba en la Rosa de la Sharón de la salida a San Roque.

Era un cristiano ejemplar que predicaba con su ejemplo de vida a los niños de la iglesia. Era muy allegado al pastor Manuel Medina Anguiano quien murió un año antes a causa del Covid.

«¿Cómo estás Soldado?», era el saludo con que el pastor Anguiano le arrancaba una sonrisa a Reyes, ya que Anguiano además de ser pastor cristiano, fue teniente jubilado de la fuerza aérea.

Desde que J. Reyes fue instructor de la Academia ayudaba en las labores pastorales.

Acompañó al pastor incluso en viajes y giras evangelísticas, ya que mostraba un gran espíritu de misionero.
Aún en la iglesia J. Reyes hablaba poco de su origen. Llevaba una vida solitaria, hasta que en los últimos años se le vió paseando con su esposa y una niña menor.

Era un cristiano de fe a carta cabal. Era tal su desprendimiento que con su sueldo de instructor costeó la compra de unos instrumentos musicales para la iglesia, aún cuando él no sabía tocar y nadie se lo haya pedido.

Cuando alguien criticaba un error de un hermano de la Iglesia respondía: «No mires a los lados porque te puedes caer, peor que él».

Por su forma de conducirse dentro de la iglesia y su trabajo no es aventurado decir que J. Reyes llevó una trayectoria de honestidad. Por ello es impensable decir que estuviera metido en algo ilícito para haber sido asesinado a manos del crimen organizado.

Aún en la vida secular fue ejemplar la forma en que escaló desde instructor de la academia de policía hasta llegar a director de la corporación. Sólo 11 días duró su sueño de alcanzar el máximo cargo para cambiar a la corporación.

Desafortunadamente las balas criminales lo emboscaron a la salida de su casa este domingo 26 de junio. Murió desprotegido de la corporación a la que entregó su vida.

Luego de su renuncia al cargo el Ayuntamiento no le proporcionó la escolta a que tenía derecho. Ello a sabiendas de la amenaza de las narco mantas que aparecieron en las afueras de la ciudad en contra de la policía.

Pese a tal amenaza, el superior de J. Reyes Méndez, el Secretario de Seguridad Ciudadana declaró que no había una amenaza directa contra ningún policía. Así respondió a la pregunta sobre los dos policías emboscados en la curva de la Ciudad Industrial, días antes.

J. Reyes es la víctima número 23 que corresponde a los policías caídos en el Estado de Guanajuato en los casi seis meses que van del fatídico 2022. Su cuerpo quedó tendido afuera de su vehículo donde trató de protegerse inútilmente porque allí llegaron para rematarlo.

No deja de llamar la atención en el video tomado por un reportero del periódico A.M. como se escuchan gran cantidad de pájaros cantando y que no dejaron de cantar a pesar de los estruendos de la balacera. Esos gorgeos mañaneros de aves semi tropicales de la región fue lo único que acompañó al ex jefe policiaco esperando una ayuda de la policía a la que sirvió para ayudar a otros, pero que no lo ayudó a él.

Simplemente en su desesperación imploró a su única ayuda posible, la de Dios. Esperando respuesta se quedó dormido para no despertar más. Como creyente de la vida después de la vida, tal vez despertó para escuchar los instrumentos que un día regaló a su iglesia.

J. Reyes era un fiel creyente de la Biblia y como todo cristiano soñaba con un día ver a su señor Jesucristo decir: «Siervo bueno. En lo poco fuiste fiel, en lo mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor».

De igual manera allá se encontró con aquella voz amiga que lo hacía reir cuando le preguntaba: «¡Soldado cómo estás?»…..

Descanse en Paz, amigo y hermano en Cristo J. Reyes Méndez Jiménez.